Has sido convertido/a por el líder supremo de un Clan de Vampiros del dia 19.03.2008 a las 00:19:56
Mis colmillos estan cada vez mas sedientos de tu sangre caliente, beber a gotas tu alama Isabelle, sentir como tu vida fluye dentro de mi, aboserver tus dolores y tu miseria, salvarte la vida regalandote la muerte...Soy tu salvacion, la puerta de escape a esta ridicula existencia...Te hare superior al resto, hermosa a la vista y poderosa como el miedo mismo... Ven toma mi mano y camina conmigo por sederos negros y solitarios, seremos nuestra unica compañia...estaremos los dos juntos por siempre.....
Los años siguientes fueron tranquilos, hasta el punto de instalarnos en una cómoda rutina nocturna. Noche tras noche, nos levantábamos de nuestros sarcófagos sedientos de sangre, cazábamos alguna presa y, a continuación, recorríamos la ciudad disfrutando de los placeres que nos ofrecía la noche. Asistíamos a alguna fiesta nocturna en alguno de los múltiples palacios de la ciudad, o bien íbamos al Noviciado, donde podíamos divertirnos con Kirios y Annel.
Después, al retornar a nuestro hogar, Isabelle y yo hacíamos el amor una y otra vez hasta que las primeras luces del alba nos empujaban a refugiarnos en nuestros sarcófagos de nuevo.
Aún hoy en día mi cuerpo se estremece de placer al recordar el contacto de nuestra piel, mis manos acariciando sus senos. Sus gemidos y mi nombre susurrado por sus labios, llenando mi mente. Jamás conocí mujer, mortal o inmortal, como Isabelle.
Con el transcurso del tiempo, mis poderes iban aumentando. Tras más de tres siglos de inmortalidad, podía medirme ya en igualdad de condiciones casi con cualquier vampiro. Practicaba a menudo con Isabelle. Tanto la lectura de mentes y la telepatía, como la fuerza física, eran poderes comunes a todo vampiro. Sin embargo, existían otros poderes que sólo dominaban ciertos grupos de vampiros, sobre todo si esos grupos estaban relacionados por vínculos de sangre, tal y como ocurría con Isabelle y conmigo.
Nuestro poder más remarcable era la prodigiosa velocidad a la que podíamos desplazarnos. Junto con nuestra gran capacidad para dar saltos y trepar por paredes, podíamos dar la sensación casi de poder volar. Isabelle había heredado este poder de Nafir. Y yo, a mi vez, lo había heredado de ella.
Pero, ¿qué otros poderes existían? Isabelle solía explicarme que había vampiros capaces de volverse prácticamente transparentes. Estos se habían esforzado en desarrollar también la capacidad para levantar barreras mentales de forma que no pudiera detectarse su presencia. De ese modo eran, a todos los efectos, invisibles. Otros –lo había podido comprobar por mí mismo durante la primera reunión del Consejo a la que asistí- podían mover objetos con la mente. Incluso se decía que había algunos capaces de adoptar figuras animales… En definitiva, el abanico de poderes era muy amplio.
Mientras mis poderes no se compraban con los de ellos me esforzare otro siglo para poder superarlos....